La expresión ''no tengo tiempo'' se ha convertido en un cliché que da cuenta de la percepción del tiempo imperante en el mundo moderno. El éxito y la satisfacción, en última instancia, la dicha de vivir, dependen decididamente de cómo nos relacionamos con nuestro tiempo.
La buena administración del tiempo no atañe solamente al trabajo eficiente y disciplinado, sino que incluye también la orientación a valores, la pregunta por lo esencial y la cuestión de la justa medida.