La prisa por tratar de ignorar el sufrimiento -como si fuera posible pasar por la vida sin él- nos puede llevar a tratar de consolar con frases vacías a quien sufre. Aquí encontrarás una propuesta para hacer silencio y escuchar desde el corazón el auténtico consuelo: la Palabra del Señor. Así, el autor hace una selección de pasajes que hablan de grandes heridas y tormentos, pero también de cómo Dios está siempre presente para ayudarnos a sobrellevar cada momento.