La Liturgia de las Horas tiene su origen en el ideal espiritual que nos propone el N.T. : la oración incesante. Dicho ideal intenta realizarse por medio del ritmo de las horas de oración destinadas a jalonar el día, ritmo que las corrientes espirituales de los primeros siglos desarrollaron a partir del uso judío, pero sobre todo según el ejemplo del mismo Jesús y de la comunidad apostólica.