Hay quienes están dotados de un talento natural para liderar: tienen una enorme facilidad para el trato con los demás, saben motivar a sus colegas y a sus subordinados, y parece que nunca les exigen demasiado. En consecuencia, hacemos lo que se aproxima más a eso: adquirir ciertas «técnicas para lidiar con las personas», generalmente basándonos en experiencias que pueden resultar mucho más fáciles si se asientan sobre las só1idas bases que proporciona la comprensión del comportamiento humano. Para llegar a un liderazgo eficaz necesitamos: a) un conocimiento básico del comportamiento de los grupos, de las relaciones humanas y de las técnicas de gestión; b) estudiar la aplicación de esas técnicas. Es lo que intenta este libro (primero de una serie de tres), que sienta las bases que nos permitan descubrir en nosotros (y en los demás) las posibilidades de ejercer un liderazgo que responda, ante todo, a las exigencias evangélicas del servicio y la ayuda mutua.