El amor va necesariamente más allá de lo privado y personal y se traduce en actitudes de entrega al otro (desde la amistad hasta el amor conyugal), que producen frutos que permanecen y alimentan las relaciones, los vínculos, las estructuras afectivas y los espacios de sociabilidad. En este sentido, el cardenal Ravasi presta una atención especial a la familia y, dentro de ella, a la figura del anciano, tan a menudo olvidada.