El cristianismo es, desde sus orígenes, una religión única en su ofrecimiento de conceptos y razonamientos. A través del diálogo y la confrontación con las concepciones filosóficas, se han desarrollado diversas formas de teología. A lo largo de los siglos, los teólogos cristianos han tenido que recurrir a los marcos conceptuales y las concepciones filosóficas de su época para poder formular sus argumentos.