Además de ciertas debilidades disculpables como los buenos cigarros, la buena mesa y Jean Harlow, Groucho Marx ha mostrado, en ocasiones, sospechosas tendencias hacia la literatura. Tras acreditarse en sus libros como egocéntrico ejemplar y amante sarnoso, "Las cartas de Groucho" constituyen hoy un documento revelador de sus aficiones, odios y amistades y de que estaba irremisiblemente predestinado a la literatura