Hannah Arendt falleció repentinamente el día 4 de diciembre de 1975; era un jueves al atardecer y estaba departiendo con unos amigos. El sábado precedente había acabado ?La voluntad?, la segunda sección de La vida del espíritu. La vida del espíritu, tal y como estaba planeada, se subdividía en ?Pensamiento?, ?Voluntad? y ?Juicio?, las tres actividades básicas de la vida del espíritu, en opinión de la autora. La distinción, establecida en la Edad Media, entre la vida activa del hombre en el mundo y la solitaria vita contemplativa estaba naturalmente presente en su pensamiento, a pesar de que para ella aquel que piensa, quiere y juzga no es alguien contemplativo, apartado por una vocación de monje, sino cualquier hombre que ejerce su capacidad humana de retirarse de vez en cuando a la región invisible del espíritu. Arendt jamás se pronunció abiertamente acerca de si la vida del espíritu era superior a la vida activa (como la habían considerado la Antigüedad y la Edad Media).