El Espíritu Santo prepara a los hombrers (previene) por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor Resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y Resurrección. Les hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarlos, para conducirlos a la comunión con Dios, para que del 'mucho fruto'.