Veinte años después de su publicación, el ya clásico Para leer el Nuevo Testamento había
envejecido algo. Hoy, los lectores de la Biblia han cambiado. En primer lugar, porque los
lectores no cristianos son cada vez más numerosos, ya que son muchas las personas que quieren
conocer el libro que ha forjado en gran medida la cultura de Occidente y, llegado el caso,
comprender el porqué de la fe que le profesan numerosos creyentes. En segundo lugar, porque,
cristianos o no, cada vez poseen menos cultura religiosa que permita entrar naturalmente en
las explicaciones de Étienne Charpentier. Por último, porque en sus referencias, sus ejemplos
ilustrativos y su voluntad de actualización se apelaba a un mundo que ha cambiado.