José Luis Martín Descalzo sabía perfectamente que "Pueblo de Dios", su programa de televisión, le permitía entrar en muchos miles de hogares, comunidades, hospitales. Era uno más de la familia, el sacerdote más popular, más querido e influyente. Yo amo a la Iglesia, era un grito que le salía a José Luis Martín Descalzo de lo más hondo de su corazón de hombre de fe. Buen historiador, conocía las deficiencias y pecados que han manchado el itinerario de la Iglesia compuesta por pecadores. Pero la Iglesia es la esposa de Cristo, una misma cosa con Él. Y no se puede amar a Cristo y no amar a la Iglesia. La Iglesia es la Madre, la que nos engendró para la eternidad, la que nos dio a Cristo, la que nos abrirá un día la puerta del Reino que no tiene fin.