«Ecumenismo» procede de la palabra griega oikos (casa) y expresa la voluntad de volver a la «casa de Cristo», que es su Iglesia. La teología ecuménica no supone otra cosa que una meditación acerca de la unidad de la Iglesia, tras las rupturas que ocurrieron en el cristianismo a lo largo de los tiempos. Fomentar la unidad constituye, pues, un desafío indispensable que afecta a todos los cristianos y debe ser afrontada desde diferentes perspectivas. El ecumenismo puede (y debe) llevarse a cabo como un compromiso espiritual, por medio de la oración y la conversión del corazón; deben buscar unidos católicos y no católicos los valores comunes evangélicos, que han de traducirse en relaciones eclesiales entre todas y cada una de las confesiones cristianas. En esta obra, los autores plantean el diálogo teológico entre cristianos de diversas confesiones (católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes). En este sentido, el ecumenismo encuentra en la eclesiología su espacio propio. La teología ecuménica es una reflexión científica acerca de la unidad y la misión de la Iglesia, abordada desde la dolorosa visión de las divisiones que han de ser superadas. La misión de la Iglesia puede ser contemplada como una ampliación de la comunión eclesial.