Juan no es un evangelio caído del cielo sino que supone un origen, una tradición, un contexto histórico que ha determinado una interpretación elevada de la persona, de la obra y de la doctrina de Jesús, el Nazareno. Recuperar el proceso de la formación de este evangelio no solamente revela el impacto que Jesús ejerció entre sus discípulos durante su vida, sino el descubrimiento sucesivo de la virtualidad contenida en la experiencia de fe de la Iglesia primitiva.