Tener esperanza, implica apostar por el futuro. Vivir en la esperanza significa que el ser humano, aún el no creyente, es trascendente por naturaleza.
Se ha calificado a la esperanza, como una virtud teologal. Eso significa que tiene relación con Dios…Podemos creer en Dios porque Dios ha creído previamente en nosotros…
Es más podemos esperar en Dios, porque Dios ha esperado siempre y todavía espera algo de nosotros.
El autor propone en este libro, el esquema clásico de revisión de vida y de la catequesis; en un primer momento la realidad humana de la esperanza, sus tentaciones y sus posibilidades. En la segunda parte pasará a juzgar las actitudes a la luz de la palabra de Dios. Claro que habrá que volver con el propósito actuar en la edificación de un mundo más humano, concorde con el plan que Dios nos ha revelado en Jesucristo.