Se nos brinda aquí una nueva forma de rezar el rosario llevándolo al momento del día que más nos ocupa: el trabajo. Son nuevas meditaciones pero a la luz de la vida cotidiana, con sus obligaciones, preocupaciones, éxitos y fracasos. Si encomendamos a Dios todo lo que nos ocupa, no será una distracción, sino una ocasión para elevar nuestra mente al Señor y ser un lugar de encuentro con él.