"Entonces las palabras del Padrenuestro son correlativas a nuestra experiencia como hijos de Dios. Cada vez que pronuncio el nombre "Padre" siento que se pronuncia el apelativo "hijo, hijo mío, hijos míos". Mi invocación es la respuesta a la palabra de filiación que Dios proclama sobre mí, sobre cada uno de nosotros. Podemos Entonces intuir cuáles sensaciones suscrita en el nombre "Padre" cuando lo decimos con intensidad".