En los 400 años de la muerte de san Francisco de Sales, el Papa Francisco recuerda el legado y la vocación de este doctor de la Iglesia. Esta Carta es una muestra de que Dios se hace presente en la historia humana: "no hay mejor lugar donde encontrar a Dios y ayudar de su tiempo. San Francisco de Sales lo había aprendido desde su temprana juventud, observándose a sí mismo con fina atención y escrutando el corazón humano". Contiene, además, un fragmento de la Introducción a la vida devota que san Francisco de Sales escribió en 1609.