Los Ejercicios de san Ignacio pretenden facilitar un profundo encuentro con Dios, del que brota una maduración de la libertad humana. Pero ese encuentro no se da al margen de la realidad, sino en medio de las profundas experiencias que marcan la vida de los seres humanos. Los Ejercicios buscan capacitar a quien los hace para “encontrar a Dios” no fuera del mundo, sino “en todas las cosas”.
Los Ejercicios de san Ignacio son intensamente cristológicos. Y su cristología pretende facilitar un profundo encuentro con Dios, del que brota una sorprendente maduración de la libertad humana. Pero ese encuentro con Dios no se da al margen de la realidad, sino en medio de las profundas experiencias que marcan la vida de los seres humanos: la presencia clamorosa del mal, la experiencia de la misericordia, el descubrimiento de Jesús y de su llamada, el conocimiento experiencial de uno mismo y de los complejos mecanismos de nuestra psicología, el destino tantas veces fracasado de quienes se apuntan a las grandes causas de lo que Jesús llamaba "Reino de Dios", y la iluminación de ese fracaso, que no destruye la ilusión ni la capacidad de esperanza... Por consiguiente, lo que los Ejercicios buscan, más allá de lenguajes y estructuras mentales propias de una época, es capacitar a quien los hace para “encontrar a Dios” no fuera del mundo, sino “en todas las cosas”. Ello implica, además, un adiestramiento en los caminos habituales de la acción de Dios y en los resortes y mecanismos del psiquis