Desde hace tiempo, el gobernador romano de Palestina anhelaba contar con información de primera mano acerca diversos movimientos religiosos que estaban desarrollando una gran actividad en su territorio. Para realizar esta delicada labor, encarga un informe pormenorizado a un joven judío llamado Andrés. La particular exploración lleva fortuitamente hasta un rabí que ha alcanzado cierta popularidad en Galilea. A partir de ese instante, y siempre manteniendo la distancia del observador desapasionado, el investigador emprende un estudio cuidadoso de las acciones y la predicación de aquel maestro. La arqueología, la historia y la cultura mediterráneas del siglo I constituyen el telón de fondo de esta particular novela de intriga, donde también se esboza un ajustado retrato del Jesús histórico.