El estudio de las relaciones humanas es el estudio de la vida. Cuanto mejor las entendamos, mejor viviremos. Y, como la vida es compleja, tambien las relaciones humanas lo son. Tan complejas que los sentimientos más encontrados pueden coexistir en el entorno más pacífico. El descubrir tales situaciones y enfrentarse a tales sentimientos puede ser profundamente instructivo y eminentemente práctico. El principal descubrimiento es que los sentimientos más nobles pueden ocultar los más negros resentimientos, y el amor y el odio a una misma persona pueden anidar juntos en el fondo del corazón humano. Este hechos es, a un mismo tiempo, amenaza e invitación al autoexamen y, si se sabe aprovechar, puede ser una mina de información, de autoconocimiento, de pautas de acción y normas de conducta para el bienestar afectivo. Todas nuestras relaciones humanas -en el ámbito de la familia y en el de la sociedad, en el de la amistad y en el del amor- pueden beneficiarse de este análisis y de esta práctica. ¿Podrán tambien hacerlo nuestras relaciones con Dios ?